Ceremonia de reconocimiento a Charles C. Wood

Solicité a nuestro Gobierno la gestión de renovar y erigir una nueva lápida en la tumba de Charles Wood en Londres, ya que estaba borrada por los años. Esto se solicitó en el 2009 y se materializó el 24 de Junio del 2011. No pude asistir por razones de Fuerza Mayor..Pero la Misión fue cumplida por nuestra querida Dolores Bill, descendiente de Dolores Wood, hija de nuestro ancestro homenajeado. Viva Chile!!!

DOCUMENTATION.
DE : EMBACHILE REINO UNIDO
A : DYACITINFO.
REF. : SOLICITUD CARLOS ALBERTO LABARCA RODRIGUEZ

1. Informo a US que la ceremonia de colocación de placa a la memoria de Charles Wood tendrá lugar el día 24 de junio en el Cementerio de Kensal Green.

2. El Sr Labarca presentó una iniciativa a la Agregaduría Militar de esta Embajada y envió carta a la Presidencia con el objeto de que se reconociera la memoria de su antepasado. Esta embajada acogió la iniciativa y obtuvo fondos para la creación de una placa conmemorativa, lo que se informó a US en mensaje de la referencia.

3. La actividad que tendrá lugar el 24 de junio consiste en la inauguración de una placa conmemorativa a la figura de Charles Wood, la que fue confeccionada en piedra el año pasado con fondos del Ministerio.

MÜLLER

CL


Pat Bill (Dolores) Deb Rooney, Mr. Ambassador,
Militar Attache, Cultural Attache, Thomas Bill

Pat and Deb

Flowers to Charles Wood

The ambassador and Wood's family



Charles Chatsworthy Wood Taylor (1792 - 1856)


Notable Artista Acuarelista de nacionalidad Inglesa que llega a Chile en el 1819 y se integra como militar al Ejercito Chileno como Ingeniero Militar, debido a sus notables cualidades de dibujante.
Fue prócer de la Independencia del Perú, participando activamente en la 1 expedición libertadora y la posterior Restauradora.
Es el autor del Escudo Nacional de Chile y precursor de la acuarela en Chile.
Formó una notable familia de militares que fueron veteranos de la Guerra del Pacifico.
SUS ORÍGENES:
Hacia finales del siglo XVIII vivían en Liverpool los esposos Mr. John Clotsworthy Wood y Susan Taylor.
Era el primero un distinguido oficial del Ejército Británico que se había destacado en las campañas de Irlanda y de una vida tan ejemplar, que se vio siempre rodeado del mayor respeto y estimación. 
A la fecha de su fallecimiento ocurrido el año 1813, el periódico “The New Conexión Magazine” publico una memoria sobre su vida en la que se pagaba justo homenaje a sus méritos.
Su digna esposa, natural de Maidston, en Kent, no fue menos estimada y también sus admiradores poco después de su muerte ocurrida en Boston el 30 de Diciembre de 1845, publicaron su biografía.
En este modelo de hogar nació el Coronel Wood, el 25 de abril de 1793, siendo uno de los nueve hijos de que se componía esta familia y el único varón que llegaría a la edad madura.

El Niño Artista...

Creció en medio de los trabajos y ternuras de sus padres, y, desde la más tierna infancia, demostró grandes aptitudes para el arte. Cuando sus padres lo llevaban de paseo, era su delicia pararse ante las vidrieras donde exhibían estampas; las retenía en la memoria, y, llegando a su casa, se ponía a dibujarlas, causando la admiración, no solo de sus familiares, sino también de todas las personas que las veían. Cuando creció, su padre no quiso contrariar esta vocación; al contrario, le compró los útiles necesarios, y le buscó maestros, a fin de que desarrollara sus notorias facultades artísticas. En el pueblo de Burslem, donde vivía, no existía ni Escuela de Bellas Artes, ni ningún museo; pero había, desde el siglo XVII, una fábrica de porcelana, que era la más importante de Inglaterra.

El jefe le tomo mucho cariño, y le hizo enseñar dibujo, pintura, y los secretos de la porcelana. Fueron tales sus progresos, que sus profesores les escribieron a sus padres diciéndole que no habían conocido a otra persona que tuviera tantas disposiciones como su hijo.

El Joven Viajero...



De espíritu inquieto, investigador y amigo de instruirse, no se conformada, con estas alabanzas. La lectura de libros de viajes le abrió nuevos horizontes y despertó en él el deseo de viajar. 
El año 1811 se embarco en la fragata Druide con rumbo al mediterráneo. En todos los puertos de arribada, escribía largas cartas a sus padres, llenas de dibujos, que representaban los lugares que visitaba.
Este viaje duró alrededor de un año; y tuvo que regresar a su patria a causa de una caída que le fracturó una pierna, impidiéndole andar.

De vuelta a Burslem


En 1812, prosiguió sus estudios, en la fabrica de porcelana; y de aquella época fue un pequeño grupo de porcelana que representa el regreso de un marinero, que está abrazando a su mujer, mientras esta le saca del bolsillo una bolsa que dice DOLLARES. Este grupo figuró en la exposición del Coloniaje celebrada en Santiago el año 1873, quedando en propiedad de la familia Molina Wood. También ejecutó unos modelos de máquinas a vapor, con modificaciones inventadas por él.
Su obra maestra de escultura fue un busto de su padre, que ejecuto el año 1813. Cuenta el artista que, obedeciendo a una fuerza oculta, ejecutó en nueve horas, dicho retrato del natural. Todos los que lo vieron le encontraron una obra maestra, por su exacta proporción y su admirable parecido. Esta obra emigro a los Estados Unidos de Norte América, donde residía una hermana de Carlos Wood. De esta misma época son varios paisajes de bastante mérito, que salían de la categoría de ensayos.

El Joven Idealista....

La época que siguió a las guerras napoleónicas, fue muy difícil para Inglaterra. Grandes impuestos pesaban sobre el pueblo, que gemía agobiado. En Burslem, se formó un Club que se llamaba de la Reforma, cuyo objetivo era protestar contra dichos impuestos. Wood fue nombrado secretario, motivo por el cual fue perseguido por la policía, y, para no caer en sus manos, tuvo que emigrar a Norte América.

Sus primeros pasos como Pintor Acuarelista y Dibujante...

Llegó a Boston el año 1817. Allí trabajó como pintor paisajista, con tanto éxito que, al año siguiente, pudo trasladar a su familia a su lado.
Contratado por el gobierno Norteamericano, se embarco en la fragata Macedonia con rumbo a la América del Sur, junto con una comisión de sabios y especialistas en ciencias, artes y estudios militares. En los puertos donde recalaba, hacia dibujos y acuarelas de ellos; de los tipos más característicos de la Región y de buques luchando con las tempestades.

Llegó a Valparaíso en enero de 1819. Después de 80 días de navegación, en circunstancias en que, pocos días antes, había partido Lord Cochrane con rumbo al callao, dejando a su esposa en este puerto.

Notas de sus observaciones:  He aquí como Wood describe la ciudad:
“Está asentada al pie de unos cerros escarpados y estériles que circundan la bahía, que es de muy pobre aspecto. Las casas son de un solo piso, y las ventanas no tienen vidrios. Los muebles además de escasos, son de lo más primitivo, por su hechura y materiales. Las clases inferiores se visten como los españoles, en general, muy pobremente. En cambio los víveres y, principalmente, las frutas y legumbres son excelentes. Este mismo año hice un viaje al norte recalando en Arica, Paita y Guayaquil, donde hay gran cantidad de loros y pájaros de vistosos plumajes, muchas piñas, naranjas y plátanos; desgraciadamente hay muchos mosquitos, y caimanes que infectan las aguas. Sus habitantes son flojos e ignorantes”.

San Martín lo recluta para liberar al Perú...

San Martín lo recluta para liberar al Perú...
El salón de la Fragata Científica Macedonia en donde venía Wood de Boston estaba adornado con sus Obras, San Martín se sintió impresionado al contemplarlas y sabiendo por el capitán de que su autor se encontraba en el buque, manifestó el deseo de conocerlo. Presentado Wood al General San Martin, este le ofreció un puesto en el Ejercito Libertador, el que, en el primer momento, se vio obligado a rehusar por sus compromisos con la misión científica.
En agosto de 1820 estaba de regreso en Chile, y, a instancias del coronel Don Diego Parissien, ayudante de campo del general San Martín, acepto el puesto de teniente de artillería del ejercito de Chile, agregado a la mesa de Ingenieros, el 8 de octubre de 1820, y se incorporó a la expedición libertadora del Perú, embarcándose a bordo del navío “San Martin”.
Después de la ocupación de Pisco, se le encomendó la misión de levantar los planos de los lugares donde iba a actuar el ejército en campaña. Las fragatas españolas “Venganza” y “Esmeralda” se acercaban al fondeadero de este puerto. Wood se encontraba en esos momentos a bordo del navío chileno “San Martin”, cuyo comandante el teniente Robinson, quiso darles alcance; y estuvo a punto de conseguirlo, si no hubiera sido por la conducta pusilánime del capitán que comandaba el otro navío de la misma nacionalidad “Independencia”.
En aquella época, hizo el dibujo del escudo de armas y el pabellón del Perú. Esta bandera que ha sufrido posteriormente modificación, representaba el sol levante transmontando los Andes, con el rio Rímac bañando su base.
Este símbolo, orlado de laureles, ocupa el centro del pabellón, que estaba dividido, diagonalmente en cuatro campos triangulares, dos encarnados y dos blancos.
San Martín encargó a Wood que hiciera un reconocimiento del río Huara, y levantase el plano de toda la región. Por este trabajo fue agregado a la cuerpo de Ingenieros y ascendido al grado de Capitán de esa arma.
El Gobierno del Perú llamó a concurso, con un premio de $2.500.- para que presentase el mejor diseño para un monumento de bronce, que deseaba erigir el Perú a “la Libertad”. El premio lo obtuvo Wood; y la primera piedra fue colocada con gran pompa, asistiendo a la ceremonia el Marques de Torre y Tagle, acompañado de todas las autoridades civiles y eclesiásticas.
Desgraciadamente entró a Lima el jefe realista Canterac, en Junio de 1823, y, aunque su permanencia fue solo de 14 días, tuvo tiempo lo suficiente para destruir lo hecho.

Un Gringo espía....para la causa libertadora del Perú..


En 1823, Wood fue nombrado ayudante de Estado Mayor y, en un reconocimiento, paso por Lima, que había sido evacuada por el ejército patriota. Los zambos se aprovecharon de esta coyuntura y empezaron a saquear algunas casas de la calle de Plateros. Sus habitantes salían a los balcones, y pedían a gritos, que los socorriera y a pesar de que Wood, iba acompañado de solo 3 lanceros, cargo contra el populacho y únicamente se retiró cuando vio que comenzaban a entrar a la ciudad la vanguardia de las tropas realistas. Con la renuncia del General San Martín, el General António José de Sucre había quedado de jefe de los ejércitos libertadores unidos y encomendó a Wood una misión a Arequipa. A su regreso a Lima, por tierra, fue perseguido tenazmente, por una montonera realista y solo debió su salvación a que montaba un magnifico caballo y a alguna ayuda de campesinos. Llegando al Callao, se embarcó con destino a Chile, el 2 de Enero de 1824.

El amor llega...Wood forma su Ilustre familia... Los Wood Arellano.


El Gobierno chileno le nombró Ingeniero, con encargo de recorrer toda la frontera de Arauco, e inspeccionar sus fortalezas. A causa de una enfermedad y de las fuertes lluvias, se quedó en la ciudad de San Fernando, donde conoció a la señorita Dolores de Arellano y Chacón, que descendía de una antigua familia española ennoblecida por los reyes de España. 
Alonso de Santa Cruz dice: "Don Enrique de Trastamara, sucesor de Pedro primero de Castilla, al empezar su reinado en 1369, dio el titulo de caballero de Arellano al fundador de la familia Ramírez, de la que descendía doña Dolores" 
Poco antes casarse se convirtió al catolicismo; y el primer regalo que hizo a su novia, fue una tarjeta en la que dentro de un circulo, no mayor de una peseta, dibujó, o mejor dicho, escribió el credo católico. Estas letras microscópicas causaron la admiración de todos los que las vieron.
De esta manera formó en Chile su familia de la cual se han caracterizado en el ejercito sus hijos, ilustres servidores nacionales, los Coroneles don Carlos, Roberto (desaparecido en la Guerra del Pacifico, contra la Confederación Perú Boliviana) y Jorge Wood Arellano, este último se ha distinguido también como acuarelista y algunas de sus producciones tienen bastante interés. A fin de cumplir la misión que se le había encomendado, se trasladó, con su joven esposa a Concepción, donde ejecutó su auto retrato y el de su esposa, bailando minuet. Después de desempeñar, en la frontera, su cometido, a entera satisfacción de sus jefes, se trasladó de nuevo a la capital.

El Escudo Nacional de Chile


El año 1829 abrazó la causa constitucional. Fue edecán del General Lastra: y esta fue la única vez que Wood tomo parte en una guerra civil. El año siguiente, fue nombrado profesor de la clase de dibujo del Instituto Nacional, y dio lecciones del mismo ramo a muchos miembros de la sociedad de Santiago.
Sus discípulos contaban maravillas de la destreza de su lápiz, que, con el impulso de sus dedos, trazaba rápidos rasgos, los cuales llenos de líneas y garabatos des uniformes, resultaban, como por obra de magia, en acabados y preciosos dibujos. 
Wood era, en aquella época, una especie de estuche, como suele decirse, por la diversidad de obras que se le encomendaban; hizo el diseño del actual Escudo Nacional, el de las onzas de oro, de otras monedas y de los sellos de gobierno, que fueron presentados y aprobados en aquella época. 
El Gobierno lo comisionó para dibujar el definitivo escudo de Chile, según las reglas del Blasón. Este modelo fue aprobado por el congreso y es el que se usa actualmente (Ley del 26 de Junio de 1834) Representa un escudo partido por fase, en dos esmaltes siendo el superior azur, y de gules el inferior, y ostentando, en el punto céntrico, una estrella blanca, de cinco puntas. El timbre es un plumaje azul, blanco y rojo. Los soportes son: a la izquierda, un Cóndor; y, a la derecha un Huemul "rampante", coronado cada uno de ellos con una corona naval de oro. Debo mencionar que la imagen que se muestra aquí es una versión del escudo de Wood donde se mal interpreta al huemúl por un caballo rampante en una fundición de Francia de los años 1876-1879 previos a la guerra del pacífico. Propiedad de mi primo Luis Labarca C. 
Tal es el escudo diseñado por Wood que fue propuesto por el Ejecutivo al Congreso, el 22 de agosto de 1833, y fue adoptado por ley de 26 de Junio de 1834. Este mensaje fue enviado por el presidente de la República don Joaquín Prieto y su ministro del Interior don Joaquín Toconal.
Este escudo se conservó durante años en el frontis de la antigua Aduana; y fue ejecutado bajo la dirección de Wood.
Como se ve en aquel período de paz, Wood dejó la espada por la paleta y las matemáticas.Se comisionó a Wood para que dibujara dos proyectos de mausoleos: Uno para los presidentes de la República y el otro para los hermanos Carrera. 
Sería interminable relatar todos los trabajos de este hombre infatigable; pero citaré solo algunos: el plano topográfico de la ciudad de Valparaiso, el primero que de tal importancia se había hecho en el país, y que lo ejecutó en colaboración con don Juan Searle; y los planos de la torre del reloj de la aduana del mismo puerto.

Expedición Restauradora del Perú

Nuevamente vemos a Wood tomar parte en la primera Expedición Restauradora del Perú, bajo las órdenes de don Manuel Blanco Encalada; y después en la Segunda Expedición, bajo el mando del general don Manuel Bulnes, sirviendo el puesto de edecán del caudillo. Se encontró en las batallas de “Puente Buin”, y “Yungay”. Por estas jornadas obtuvo del Gobierno de Chile dos condecoraciones: un escudo de honor, bordado en oro, con esta leyenda: “A los bravos del Puente Buin”, y una medalla de oro, dibujada por Wood, con la siguiente inscripción ”El Gobierno de Chile a los vencedores de Yungay”, y otra análoga obtuvo del Gobierno del Perú.
En julio de 1838, unos 5400 hombres salieron de Valparaíso a bordo de 26 navíos.Desembarcaron en el puerto peruano de Ancón y luego avanzaron hacia la ciudad de Lima (capital del Perú). Cuando las tropas chilenas entraron a la ciudad, las fuerzas de la Confederación se retiraron hacia el interior del país. El Ejército chileno logró derrotar a las tropas del mariscal Santa Cruz en sucesivos combates. La batalla decisiva se liberó en YUNGAY, pueblo ubicado al norte de Lima, el día 20 de enero de 1839. La victoria chilena fue total. Las tropas del general Manuel Bulnes, en inferioridad numérica lograron con gran heroísmo el triunfo en esta batalla, que significó el término de la amenaza que representaba la Confederación para Chile.
Anteriormente había también dibujado otra medalla destinada a los jefes y oficiales que concurrieron a la Jornada del “Castillo del Barón” cuya inscripción decía.: A los fieles defensores de la Ley” Altura del Barón, Junio 6 de 1837.

Historias de Familia

 Cuenta su nieto Alfredo Wood Díaz, que su abuelo tenía un caballo para sus viajes, que decía era su mejor amigo, no lo asustaban los disparos; le causaba admiración su fuerza, su resistencia para las marchas, y lo llamaba “The iron rib” “El costillas de fierro”. Cuando viajaba acostumbraba a poner en las alforjas de su silla de montar un paquete con té, ya que como buen inglés, no podía prescindir de esta agradable bebida; y en aquella época solo se usaba la yerba mate.
 En uno de sus viajes llegó Wood a casa de unos campesinos, y pidió le sirvieran Té. La encargada de hacerlo supuso se trataría de un guiso, creyó que era nuestro popular luche o “ul..te”… lo guiso con grasa, le agregó algunas papas y cebolla, le puso la sal correspondiente, y en seguida lo sirvió a su huésped.

 El año 1839, un ciudadano francés anunció que había construido un globo que, con pasajeros, se elevaría en la Plaza de Armas de Santiago; se fijó de antemano el precio de un real por el pasaje. Tan novedosa noticia atrajo una enorme concurrencia; y fue necesario poner guardias en las boca-calles a fin de que los mirones no dificultaran la maniobra de la inflación del globo.
A pesar de los esfuerzos de los encargados de esta operación, que culminó con un principio de incendio, ella no pudo llevarse a cabo. Cuando los futuros pasajeros se dieron cuenta cabal del peligro que había en ascender en un aparato desconocido, y el pueblo se vio defraudado en sus deseos de ver elevarse el globo, prorrumpieron a grandes gritos: “¡Devuelvan me mi real!!....mi real!!”
Aquello fue el acabose; la guardia fue impotente para sujetar al pueblo que enfurecido quería destrozar el globo y castigar a los que los habían engañado.
Entre los mirones se encontraba Wood, junto con su amigo don Jorge Huneeus, y otros caballeros, quienes, en el primer momento, trataron de apasiguar al pueblo sin conseguirlo; y con dificultad pudieron retirarse. Wood tenía por costumbre usar uniforme de parada del ejercito Inglés, y los rotos creyendo que era el dueño del globo lo persiguieron gritando:…”Allá va el gringo…atajen al gringo…”

Relato " EL Naufragio del Arethusa" de Charles Wood


!!Me han llegado por fin mis materiales desde Boston para trabajar !!. A pesar del pésimo clima, y la inmensa marejada que azota en estos momentos la costa de Valparaíso, con gran arrojo y pericia, la fragata norteamericana Macedonia, a podido recalar y uno de mis ex compañeros me ha entregado el baúl con los materiales, y además me han conseguido en Boston, unos frascos de óleos, técnica y material que no ocupo regularmente desde hace años por lo difícil que se me hace conseguirlos en estas lejanas tierras.
En todos los trabajos que me han encomendado los Comandantes del Ejército Libertario del Perú, he tenido que aplicar algunas técnicas indígenas del alto Perú, y otras que aprendí en la lejana Burslem, cuando pintaba cerámicas, con raíces, frutos y tierras, además de seleccionados tizones de los fogones y hogueras, de lo contrario, estaría de brazos cruzados en esta joven república.
La mayoría de las naves ya se alejan de la costa para capear la tormenta que se avecina,……. este movimiento de naves en el puerto y lo borrascoso de las nubes será una gran fuente de inspiración……...trataré de situarme en la zona llamada por los lugareños como la “Cueva del Chivato”, un boquerón de roca que al entrar las olas del mar con fuerza causan un ruido que los inocentes e ignorantes creen que es el mismo diablo el que se queja desde dentro de la cueva.
La aún obligada convalecencia que debo guardar por consejo del médico, con ocasión de la enfermedad pulmonar que contraje, seguramente por las incontables frías noches durmiendo bajo la lluvia, en los senderos de la frontera de Arauco, levantando planos estratégicos, no me permitirán estar mucho rato a la intemperie, por lo que solo llevaré carboncillos y lápices para levantar un “sketch”, luego veremos que resulta.
Me siento además algo melancólico y no he dejado de acordarme de esa agraciada señorita chilena llamada Dolores de Arellano y Chacón, que tuve la suerte de conocer, con ocasión de que su padre me acogiera en su hacienda en San Fernando, para bajar mi fiebre y absoluto desgano. Sus “Turkey Soup” o cazuelas de pava, que de sus propias manos tuve la dicha de probar me salvaron la vida. Espero ver sus dulces ojos otra vez.
Me haré acompañar por el joven Thomas Sutcliffe, hijo mayor de mi colega dibujante pintor y compañero de armas en la reciente independencia del Perú, chico que ha manifestado clara vocación como la de su padre, quien debiera enseñarle por cierto, sin embargo creo que el estilo militar y autoritario del Coronel Sutcliffe cohíbe y choca con la sensibilidad del muchacho, pues entonces para mi será un agrado y una compañía.
Well! Are you ready Tommy? I’m ready uncle Charles.... Ok! entonces caminaremos unas leguas hacia la zona de la “Cueva del Chivato” y ahí veremos que podemos dibujar tu y yo muchacho…. le dije…. me di cuenta que cuando mencioné la “Cueva del Chivato”, Tommy abrió los ojos con asombro y lo noté algo nervioso… Are you worried about the devil cave boy? Ja Ja Ja.. Are you superstitious like “los huasos” who light dozens of candles lights and pray into the natural hole?............. Come on!! Thommy the devil do not live in a cave!!!... It have a big castle in;l England ! 
Le dije eso y me encontró razón, “siendo tan poderoso y temible el diablo, no podría tener menos comodidades que nosotros” comento…. Good Boy!
A no menos de 2 leguas de distancia de la zona donde nos instalaríamos con el pequeño Sutcliffe, observé un tumulto de personas que corrían en la misma dirección nuestra y gritaban “la Arethusa!! la Arethusa a cortado amarras y las olas la envuelven contra las rocas”!!! Hay tripulantes atrapados….!! “Bueno, apuremos algo el paso muchacho”!! le dije a Thommy, “a esa fragata de la corona norteamericana no se la puede tragar el mar sin que no ayudemos en algo no crees hijo?” sin embargo no podía correr alocadamente ya que como siempre acostumbro a vestir de uniforme de parada Inglés y con sable de oficial a la siniestra… no se vería muy decorosa mi carrera por sobre las rocas. Lamentablemente además decidimos no desplazarnos a caballo por esta ves, porque mi fiel amigo “The Iron Rib” está muy flaco y lo he dejado comiendo heno fresco en los pastizales de las vertientes naturales del Cerro Artillería. Ya tiene 2 campañas en el lomo….Lima y Arauco. Debe descansar..., y yo ejercitar y fortalecer mis pulmones convalecientes. 
Ya en una cómoda posición Tommy y yo nos dimos cuenta que no había nada que nuestras manos pudieran hacer por esos desdichados marineros, sin embargo habían tripulantes clamando auxilio y era difícil no tomar acciones de rescate. Las más impresionantes habilidades para el manejo de una cuerda que jamás vi, las observé en un “huaso” que con gran maestría, casi sin fallar una tirada, “laceaba” cuanto objeto o persona estaba a su alcance, eso le dio esperanzas a algunos tripulantes que aferrados a las garfeas de babor esperaban un momento propicio para lanzarse al agua y nadar sin que una ola los aplaste contra las rocas. Un pobre desgraciado lo intentó y lamentablemente su cabeza se azotó contra las rocas y fue sacado por el huaso bien laceado pero inerte. 
Me impresionó la entereza que para sus 12 años demostró Tommy Sutcliffe, quien observaba sin el mayor pánico la dantesca escena que estaba frente a nuestros ojos…un mar implacable con grandes olas que sacudían a la Fragata Arethusa, algunos marinos salvos, otros ahogados, muchos perdidos y los rostros demacrados de los aún vivos, colgados y aferrados de las cuerdas de la cubierta de la fragata.
Pensé si me pongo a bosquejar ahora con mis carboncillos sobre papel para hacer un borrador de lo que veía, sería a la vista de las victimas y otros acongojados observadores un acto de las más deplorable frialdad, así es que comencé a grabar escenas mentalmente, las maderas y amarras del puente de mando de la fragata, su mástil, su cabina de Popa, hermosa por cierto…..los marinos entumidos y victimizados, y por sobre todo a ese huaso héroe que con su lazo hacía que todos tuviéramos esperanzas de que se pudiesen salvar más vidas. Mi mente tiene memorizada toda la experiencia, al igual como lo hacía en la Sierra Peruana detrás de las líneas enemigas donde en una mano sostenía las riendas de mi compañero “Iron Rib” el que a pesar de que no se asustaba con las balas ni estruendos de los cañones, y siempre se quedaba esperándome, no podía darme el lujo de que se fuera por alguna desgraciada razón y me dejara secarme en el desierto peruano; y en la otra mano mi vieja pistola de cubierta, que es esencial para combatir un motín o un sorpresivo abordaje, y de igual manera en la lucha de cuerpo a cuerpo o en un ataque a discreción de la infantería. Luego llegaba a mi campamento y en solitario plasmaba lo que había visto horas y hasta a veces varios días atrás, quedando personalmente impresionado de cómo podía hacerlo con tantos detalles…pero bueno este era mi don que el supremo creador me había dado, y yo debía sacarle provecho en estas jóvenes repúblicas que tan pobres tuvieron los españoles en mantenerlas, por ello me he quedado y ofrecido mis servicios a la causa……
Seguí por unos minutos en el silencio más incorruptible, grabando escenas del naufragio, sin darme cuenta que Tommy se había separado de mi lado y ya no lo tenía a la vista. Miré hacía todos los puntos cardinales y fue en vano, comenzando a darme una sensación de pánico por no tener al muchacho a la vista. Por ello di unos saltos más a mi derecha, tratando de escalar a las rocas que estaban por encima de la cueva y por donde se ven unas fumarolas de agua pulverizada producto de la presión de las olas contra el aire del interior de esta, y ahí estaba el muchacho…….. Petrificado……. imaginando quizá que alienantes figuras acopladas a los guturales resoplidos del aliento del chivato……. Thomas! Come here immediately boy!!! Al oír mi voz le costo reponerse y sacudiendo su cabeza como sacándose un mal sueño de su cerebro se dio vuelta hacia mi…….. y pálido me pidió si nos podíamos ir porque estaba congelado….cosa que me pareció mesurada y conveniente de realizar de inmediato, ya que yo tenía la misma gélida sensación en mis flacas piernas.
Mientras caminábamos hacia la “Residencial Inglesa” del Cerro Concepción que compartíamos como huéspedes con mi amigo el Coronel Sutcliffe y su familia, no pude más que ir repasando los detalles de la tragedia que recién había sido testigo, prácticamente el tiempo de regreso me parecieron solo segundos, y no la hora que normalmente tomaba hacer el recorrido. El chico no abrió la boca en todo el camino de regreso. Mi mente estaba llena de imágenes congeladas y ya me imaginaba la que sería mi nueva obra, con su dramatismo y mi rol de testigo presencial me había, prácticamente, hecho memorizar cada detalle, y necesitaba plasmarlo lo más pronto posible.
Ya eran las 6 de la tarde y Valparaíso se veía lleno de líneas y nubarrones de humo de las hogueras de leña que comenzaban a calentar los pobres caseríos del frío viento que azotaba toda la bahía. Al llegar a la casona, ahora ya no importándome mi respetable uniforme, subí las escaleras de la cálida Residencial, de a dos escalones por zancada y lamentablemente sin el saludo de rigor a Madam Hildegard, la vieja dama regente de la casa de huéspedes que indefectiblemente siempre estaba sentada en el sillón Chesterfield de la salita de lectura, junto a una burda imitación y por cierto con una muy pobre maestría, de un juego de té de porcelana, que ella insistía que era de la fabrica inglesa de Burslem, a lo que yo no respaldaba mi negativa sin más argumento que una negación con mi cabeza, ya que no era mi interés de develar esa etapa de mi vida debido a mi pasado anarquista.
Llegue a mi dormitorio, el que por razones obvias miraba a la bahía y tenía un anexo que usaba de taller, para mis trabajos de toda índole, tanto para mis empleadores del Ejército Chileno como mis actividades particulares como cultor de la pintura y el arte en general. 
Ahí estaba el baúl que recién hace 10 horas había sido desembarcado de la Macedonia y mandado a despachar a mi residencia. Ahí se guardaban los materiales que me ayudarían a plasmar rápidamente lo que había visto esta mañana. Le rompí los sellos con muy poca delicadeza por cierto, utilizando un cuchillo corbo que siempre guardo en la cabecera de mi cama, y que usa el ejercito chileno en su infantería….., comienzo a revisar los paquetes, escarbando puedo observar entre los materiales de arte, una flamante botella de whisky escoses Famous Grouse, que puso mi madre Susan Taylor, con una pequeña esquela donde me profesaba su incondicional amor, la que sin dudarlo tome del cuello y destapé casi por instinto, vertiendo el rojizo y aromático liquido adentro del vaso que siempre me deja la criada junto a la jarrita con agua de vertiente sobre la mesita de noche; El primer sorbo fue descontrolado y sin mediar en análisis de lo que bebía, solo pretendía calentar los huesos de mis piernas que se habían helado por permanecer tanto rato a orillas del mar, y además debo reconocer que ya en la intimidad de mi habitación, ese primer sorbo era para fortalecer mis ánimos deshechos de tanto observar los desconsolados rostros de horror de los tripulantes de la tragedia del Arethusa. Monté mi atril y miré por última ves ese día el cielo de Valparaíso, con el objeto de observar lo que en justicia de importancia había sido lo que menos se me había grabado en la mente esa tarde de tragedia…El cielo, el cielo amenazante y tormentoso de Valparaíso, y que indudablemente no se dejaría ver el sol en 2 o 3 días, lo que me permitiría avanzar en los primeros trazos de este proyecto que debía descargar de mi mente. Comencé a trabajar primero las proporciones, las distancias, dando trazos rápidos y suaves con carbón…uhm ya había perdido la costumbre de utilizar un legítimo carbón para dibujar, teniendo por meses que trabajar precariamente y siempre recurrir a ese indígena renegado, el sargento Colipi, el que por cierto es mi muy fiel asistente de oficial, como Teniente de Ingenieros del Ejercito de Chile; A Colipi yo le pido que recolecte entre los fogones de los soldados pequeños tizones que con magistral destreza él arregla con su afilada cuchilla, “pal gringo Gud” como me dice…… Me chocan y aturden aún en mi memoria algunas imágenes de los rostros de las victimas y me admiro como mi mano sobre la tela les plasma el horror en los rostros con tres o cuatro movimientos de mi muñeca… pareciera que cuando se define la silueta en la tela mi mente descansara del dolor de su rostro y este se quedara en la tela, y por fin ya erradicado de mi atormentada memoria……. Me tomo otro baso de ese poderoso brebaje que extraño de mi tierra, ahora eso si…….sintiendo casi en cada parte de mi lengua las abrasadoras y punzantes reacciones, dejando al final su sabor y adormecimiento muy agradable.
Han pasado unas horas y me he escusado con Madame Hildegard de bajar a cenar, lo mismo con los Sutcliffe, con quienes habitualmente compartimos el bajativo, con esos muy dulzones licores franceses que Thomas recibe de regalo de los Generales San Martin y Blanco Encalada, a quienes les presta servicios de secretario. El Cognac es un licor para damiselas y afeminados… pero “a falta de pan buenas son las tortillas” como dicen acá.
Trato de dormir un poco porque me ha vencido el sueño, el mar sigue sonando fuerte y no se ven barcos en la bahía los que han salido a resguardo a mar abierto. Me saco las botas, acomodo mi cuchillo corbo donde debe estar, bajo mi almohada, y casi en segundos comienzo a conciliar el sueño……..pero de pronto….un horrible rostro clamando misericordia montado en el mástil de popa del Arethusa se me presenta en el medio de mi sueño lo que me estremece por completo y me hace incorporarme casi por instinto, dirigiéndome inmediatamente hacia el atril donde está ese ya avanzado bosquejo al carbón en el taller…. Tomo el lápiz de carbón y zas! ras! zas! Dejo plasmado esa espeluznante escena y me libero de ella para siempre en mi mente. Así pasé parte de la noche….hasta que me esforcé por imaginar en mi mente a esa bella dama que conocí en San Fernando….Doña Dolores Ramírez de Arellano y Chacón…..la veía acercando la cuchara de la cazuela a mi boca y yo tratando de no sorberla de manera ordinaria y ruidosa me tragaba la inmensa cuchara de plata española, atrapando el delicioso caldo que según ella me sacaría de las manos de la muerte…. Sus ojos me reconfortaron llenándome de paz, y el recuerdo de sus labios y rostro me hicieron por fin dormir plácidamente y sin sobresaltos.Un poco más tarde que de costumbre, abro mis ojos y de un salto me acerco a la ventana….veo que ha parado el viento, pero llueve profusamente, no solo afuera sino que tengo un par de goteras en mi habitación también, buscando con que atrapar el agua que se dispersa por el piso de tablas, se me viene a la mente mi “pelela” o “pis” que permanecía vacía, y la jarrita de agua de vertiente, la que bebo previamente desde la misma jarra sintiendo una tremenda sed y resaca de los 3 o 4 vasos del Famous Grouse que había bebido…. Contenida el agua me dirijo al taller contiguo donde está mi atril. Ahí está mi boceto del Naufragio del Arethusa…..lo miro como si lo viera por primera ves y su autor fuera un desconocido para mi….Me impresionan los detalles…. Y ese huaso fantástico haciendo su trabajo con inmensa maestría… Se me ocurre dejar un precedente de la presencia de Tommy Sutcliffe como testigo, por lo que tomo uno de mis nuevos carboncillos y sobre una roca, raz, paf! ras! lo dejo plasmado, pero se ve tan solitario siendo un adolecente en esa roca que por lógica ras!, paf!, ras!, zas! Con el carboncillo pongo un elegante marino Inglés con uniforme y apoyado en su espada, soy yo…modestia a parte, me divierte la idea de retratarme como observador de mis pinturas. Bueno comenzaré a darle color con estos nuevos frascos de oleos después del desayuno, ya que especialmente para mi los sirvientes me hacen unos scones, los que devoro con mermeladas de frutos silvestres que traje de mis trabajos en el sur….mermelada de Maqui, Murtilla, Sauco, Calafate y de Higos que es mi preferida con nata de leche de vaca. Hum… En eso, esta tierra esta llena de delicias. Sus frutas son fantásticas!Daré color al “Naufragio del Arethusa” al oleo más tarde ……ahora estoy muerto de hambre…Bajo al comedor y lady Sutcliffe y Tommy ya están tomando desayuno, les saludo con gran cortesía, besándole la mano a Dorotea, hermosa chilena que atrapó a mi compañero y amigo Thomas, preguntándole casi simultáneamente a Tommy si había dormido bien? Y como si me esperaran para comentar esto en el desayuno, Dorotea me indicó…… Tommy tuvo una terrible noche de pesadillas y alucinaciones y que a medida que avanzaba la noche se fue aliviando, se le escuchaba un susurro lastimero que salía de sus labios diciendo…… ”Please paint this guy uncle Charles ¡¡please”!! y luego como obra de un milagro relajaba su rostro de ansiedad y quedaba calmo……al poco rato se repetía su agonía y su posterior relajación, cuando le mencionaba a usted Charles…. Que sucedió ayer entre ustedes dos eh?
Relato escrito por:
Carlos A. Labarca
Tataranieto de Carlos Wood
Ganador del Concurso Relatos de Colección de Celfin Capital y El Museo de Bellas Artes de Chile

Su mujer y su insigne descendencia

Es poco lo que se de su abnegada mujer, Doña Dolores Ramírez de Arellano, hija de españoles avecindados en San Fernando, poseedores del título nobiliario Caballeros de Arellano.
Entre campaña y campaña militar y entre expedición y expedición esta mujer le dió insignes hijos como lo fueron: John, Dolores, Jorge, Emma, Enrique, Carlos, Guillermo, and Roberto.
como Carlos Wood Arellano tuvieron en sus pechos insignias de gloria como soldados en la Guerra del Pacifico. Roberto entablemente quedó en la batalla.
Su hija Dolores se casa con en capitan RN William Barrie Ingilby, hijo del Admiral Sir Robert Barrie Gardner y Lady Julia Ingilby del Castillo de Ripley, trasladandose a vivir a Londres.